Por: Ing Ana Beatriz de Morán
Cada vez son más las mujeres que se convierten en un eslabón fuerte del campo laboral, no solo por sus habilidades sino por su disciplina, estilo y entrega.
Las mujeres somos perfeccionistas. Eso significa que no solo estamos interesadas en alcanzar metas y en agilizar nuestro desempeño para cubrir la mayor cantidad de actividades; también que le aportamos un sello personal a cada una de nuestras ejecuciones.
Sin importar si se trata de un reporte financiero, una propuesta de diseño, una idea creativa o el dar cuidado a nuestros hijos, las mujeres nos caracterizamos por hacer un trabajo único y apasionado que hablará de nosotras mismas y de nuestro estilo para hacer las cosas.
Es por ello que cada vez más empresas confían en la fuerza laboral femenina, seguras de esa destreza, capacidad y disposición para fortalecernos constantemente.
Las mujeres somos intuitivas. No solo se trata de una teoría, sino de una cualidad previsora que toda mujer aplica al campo laboral: Antes de llevar a cabo un proyecto, pensamos en nuestra experiencia propia y la de otras personas que conocemos, en lo leído y escuchado al respecto.
Desde luego, una mezcla de sagacidad y sensibilidad se suman al paquete desde la etapa de planificación, la de ejecución y hasta la entrega de resultados de nuestros proyectos.
Estos últimos los vemos con amor y esperanza, probablemente inspiradas en una pasión maternal (la cual existe en la mujer, ya sea que tenga hijos o no) pero que nos llevan a alcanzar la satisfacción de nuestras actividades, aguerridas y encariñadas con nuestro trabajo.